Open main menu

Maria Sol Cravello -

Licenciada en alimentos, sommelier de cerveza

destacada Maria Sol Cravello
"Dentro del mundo de la cerveza hay un montón de aristas profesionales, no solamente elaborar cerveza, se puede ser investigadora, científica, sommelier, jueza."

Cuando empezó su carrera, María Sol jamás imaginó que terminaría dedicando su vida a la cerveza. “No me gustaba la cerveza, ni siquiera me atraían las bebidas con gas”, cuenta entre risas. Sin embargo, su curiosidad científica y su pasión por la microbiología aplicada a los alimentos la llevaron a descubrir un universo que hoy es parte de su identidad.

Licenciada en Tecnología Industrial de los Alimentos por la UADE, con pasos previos por Biología y Bioquímica, siempre sintió fascinación por la capacidad de los microorganismos de transformar sabores. Esa búsqueda la llevó a dar sus primeros pasos profesionales en la planta de la importante cervecería Quilmes en Zárate, a 95 kilómetros de su casa. Allí comenzó como coordinadora del panel sensorial, un área clave en el control de calidad que garantiza que cada marca conserve su perfil de sabor. Fue en ese espacio donde, como ella misma dice, “me enamoré de la cerveza”.

Trece años después, María Sol no sólo se consolidó en la industria, sino que además se convirtió en referente internacional. Fue la primera mujer en Sudamérica en obtener la certificación Cicerone de segundo nivel, y desde 2017 es la única instructora oficial del programa en la región, donde dicta entrenamientos especializados como el Beer Savvy Bootcamp y capacitaciones en detección de sabores indeseados (Off Flavor Trainings). Actualmente, supervisa y toma exámenes del programa en toda Sudamérica. Además es jueza  BJCP y como tal participó en una decena de competiciones internacionales, aportando su mirada experta en un ámbito históricamente dominado por varones.

Su capacidad de comunicación, la simpatía natural y la pasión por enseñar la llevaron a ocupar un rol clave dentro de Quilmes/AB InBev: es la Brand Activator Manager, un puesto que en español se traduce como vocera, comunicadora, capacitadora y educadora de cerveza. Desde allí lidera la formación en cultura cervecera en Sudamérica, capacitando a consumidores, cerveceros, restaurantes, bares, hoteles, clientes y empresas. Además, está a cargo del entrenamiento en conocimiento cervecero para más de 2000 empleados de AB InBev en Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile y España.

Con más de seis años como sommelier de cerveza, también ha asesorado a más de 200 restaurantes en maridajes con el portafolio de cervezas de AB InBev (Quilmes, Stella Artois, Corona, Patagonia, Budweiser, entre otras), y ha guiado degustaciones en eventos gastronómicos masivos en Argentina, Uruguay y Paraguay.

“Soy muy nerd, me encanta estudiar”, admite. Y esa pasión por el conocimiento la llevó a acumular múltiples credenciales en un camino que combina ciencia, formación, comunicación y experiencia sensorial. Desde allí, María Sol abre puertas para nuevas generaciones y demuestra que el mundo cervecero también se nutre, y se transforma, gracias al liderazgo de mujeres.

¿Cómo es hoy tu día de trabajo? 

Por ejemplo hoy en el parque cervecero tenemos un almuerzo con periodistas donde voy a hacer un maridaje de cervezas y voy a contarles sobre los ingredientes y sobre todo lo que me gusta que la gente se lleve mínimo para saber de cerveza. Después de eso tengo que ir a un bar en Palermo, con un influencer que quiere hacer un vídeo de esto, de cómo es mi trabajo, que les explique un poco de lo que es la “sommellerie” de cerveza y a qué cosas prestamos atención. Eso: divulgar la palabra cervecera, capacitar con conocimiento, formar gente internamente, dar cursos. 

¿Cómo describirías tu puesto actual en Quilmes? 

Fue mutando, porque en realidad durante mucho tiempo era la jefa de conocimiento cervecero, es raro el nombre, es una posición en realidad, y esto es lo curioso y lo lindo de mi camino en la empresa, que era un rol que no existía, estaba  la figura del maestro cervecero, que es la persona que elabora la cerveza - esa figura es clarísima y existe en todos lados-  pero la figura de sommelier o la figura del embajador cervecero, de la persona que se encarga de divulgar la palabra cervecera interna y externamente, no estaba. Entonces le fueron cambiando el nombre y hoy en día me presento como la sommelier de cerveza interna. 

¿Existen estas figuras profesionales en la industria cervecera de otros países? 

Tal vez en Europa existe más esta figura, porque tienen hace mucho más tiempo la formación, pero en general, y esto me encanta decirlo, mucha gente no le da importancia, si hay importancia en la persona que elabora la cerveza, pero después cómo llega toda esa cerveza al consumidor, a la persona que la toma, queda como en tercer plano, no importa hablar de la cristalería, hablar del maridaje con cerveza, hablar del buen servicio. A mí me gusta mucho capacitar gente que trabaja en bares, enseñarles cómo ofrecer de la mejor manera posible, hay mucho para recomendar, contar, ese rol está vacío y se nota.

¿Cuáles son las recomendaciones básicas a la hora de ofrecer y consumir cerveza? 

Servir siempre la cerveza en un vaso, a mí me gusta más la copa, servirla, o sea no tomarla del recipiente, en un vaso que esté correctamente limpio, vos te das cuenta cuando el vaso no está limpio porque tiene todas las burbujitas pegadas al lado interno, no hace falta que esté frío el vaso, pero podés pre enfriarlo pero el método de enfriado puede afectar un poco a distintas cosas, por ejemplo si ponés un vaso en una heladera que está llena de comida, claramente ese vaso va a tomar olor. En el freezer suelen decir que se le forman microcristales de hielo, también se te enturbia todo el vaso, entonces no podés ver bien la apariencia de la cerveza, que es algo que nosotros  evaluamos, si es lindo de ver, si la cerveza es bien cristalina, la espuma, todo eso también se pierde un poco. Servir con espuma. Servirlo a la temperatura indicada para cada cerveza. Hay cervezas que son de tomarse mucho más heladas, mucho más frías, porque son saciadoras de la sed, y otras que son más de “la dejo calentar un poquito más” porque quiero percibir un poco más esos aromas, de sabores, de los ingredientes, entonces, la temperatura indicada. Es fundamental los cuidados, cómo la cerveza está en constante evolución y el calor le hace muy mal, no solamente para tomarla, porque la quiero tomar fría, sino porque con el calor evoluciona negativamente. Y la luz le hace mal. Y lo último, para empezar a darle otro punto de vista a la cerveza, es detenerse a saborearla. Detenerse,  la miro, la huelo, a ver qué estoy percibiendo. Tomar ese tiempo, por un lado, de saborearla sola. Y por otro lado, jugar, acompañarla con distintas comidas, dejar de pensar que solamente la cerveza va con la pizza y con la picada, ¿por qué no con un risotto? ¿Por qué no con una trucha, con unos papines? ¿Por qué no meter a la cerveza en platos de otro tipo de gastronomía?. 

¿Cómo fue prepararse para la prestigiosa certificación Cicerone y lograr ser jueza BJCP? 

La Cicerone es como una especie de certificación integral, porque habla de estilo, de sensorial, pero también habla de elaboración, de maridaje. La otra es la de jueza, que se llama BJCP, por las siglas Beard Judge Certification Progress, ahí vos te podés convertir en juez de cualquier competencia internacional. Después hay un camino: vas ganando puntaje y vas pasando de categoría de juez . Y rendís otro examen, y ahí seguís elevando. Yo estoy en una categoría que se llama National, que es bastante alta,  en Argentina no somos más de diez. Y tampoco somos más de diez los que somos Cicerone. Entonces, me iban invitando a competencias, vas ganando puntos, rendí más exámenes y vas subiendo de categoría de jueza hasta tocar el el cielo a las manos, que lo toqué el año pasado y este año, con la World Beard Cup, que es como el mundial de fútbol de la cerveza. 

¿Cómo fue la experiencia en la World Beer Cup (Copa Mundial de la Cerveza)?  

Fue impresionante. Es lo máximo que podemos aspirar los que somos jueces, porque es la competencia de más prestigio, donde todas las cervecerías quieren participar y tiene un estándar muy alto. Para llegar a ser juez de esa competencia tenés que presentar un currículum tremendo. Te tiene que recomendar mucha gente, es largo el camino para llegar a ser parte de esa competencia, hay mucha lista de espera para entrar. 

¿Y cómo es la dinámica de tu trabajo en esa competencia? 

Todos  los jueces internacionales estamos juntos en un hotel y en general se cata en ese mismo hotel o en los centros de convenciones de ese mismo hotel donde estamos, va cambiando de ciudad, de Estados Unidos, siempre se hace en Estados Unidos. Desayunamos todos juntos y empezamos la competencia y te van trayendo lo que se llaman “flights”: 15, 20 cervezas,  todas con un código que no tenés ni idea de lo que estás catando, te dicen, por ejemplo,  solamente vas a catar “porter” (que es un estilo), pero no te dicen de qué cervecería, y vos con un programa especial en la computadora de la competencia, vas cargando todo lo que vas percibiendo, todo lo visual, todo lo de cada una de esas muestras, en algunas instancias hay que elegir las mejores de esa ronda, en algunas instancias solamente es cargar todo lo que vas evaluando, y así podés catar 70 cervezas por día, empezando a las 9 de la mañana y terminando a las 5 de la tarde. 

¿Cuántos días puede durar una competencia? 

Esta particularmente dura 3 días, pero algunas que duran 4, depende de la cantidad de muestras.

¿Cómo te preparas física y mentalmente para esas competencias? 

Para mí es importantísimo siempre dormir bien, tratar de no comer nada que persista mucho, yo trato de desayunar lo más temprano posible para tener alejada la comida y el café del resto, pero sí hacer una buena base de desayuno porque vas a tomar bastante cerveza en ayunas, y la cerveza no se escupe como el vino. Yo me cuido mucho con eso: tomo agua, trato de comer bien, descansar bien, eso para mí es lo más importante y estar focalizada y todo el tiempo en la cabeza tener presente que hay gente que mandó su muestra, pagó una inscripción, está deseosa de que jueces internacionales le den una buena devolución de su cerveza, entonces focalizar, poner toda tu atención en cada una de las 70 muestras por día que estás analizando, porque hay un cervecero, hay una cervecera atrás de esa muestra, y querés darle la mejor devolución. 

¿Te ha tocado evaluar cervezas que eran un desastre?

Obvio, un montón,  y cervezas que tal vez estaban bien y en el viaje o en el transcurso del tiempo hasta que las catamos nosotros se contaminan. Es importante y es algo que yo promuevo mucho, cuando me toca hablar de ser jueza, ser muy respetuoso, porque vos no sabés quién está del otro lado, tenés que respetar a una persona, además yo no elaboro cerveza, así que toda persona que elabora cerveza tiene mi respeto.

¿Ves alguna diferencia entre las juezas mujeres y los jueces varones?

Tengo mi justificación teórica en un paper: la verdad es que las mujeres somos más sensibles sensorialmente por una cuestión de naturaleza humana. Por una cuestión de estar siempre, desde la época de las cavernas, de estar olfateando cosas para no darle a nuestra cría cualquier comida. Yo me siento mucho más sensible en ciertos momentos del mes, o sea, realmente hay algo científico que nos hace que seamos más sensibles sensorialmente que los hombres. Pero esto no es independiente de la práctica, de estar entrenado, de practicar, de formarse. Obviamente que si a una mujer nunca le importó absolutamente nada y el hombre se formó, y obviamente el hombre va a tener mejor percepción. Pero naturalmente sí es verdad que tenemos esa sensibilidad extra en la percepción sensorial . . .  que la tenemos, chicos. Lo siento. (se ríe)

¿Qué lugar ocupan hoy las mujeres en la industria cervecera?  

Hoy hay muchas maestras cerveceras y formándose todos los años alguna nueva, la maestra cervecera de Quilmes actualmente es mujer también. En ese aspecto creo que se ha avanzando mucho. Tal vez al principio, en mis inicios hace más de 10 años, sí notaba que en el mundo de afuera, - yo tengo  mi trabajo en Quilmes pero tengo un mundillo cervecero por afuera, yo doy cursos, la certificación, me gusta la cerveza artesanal también -  en ese mundillo, veía más difícil la aparición de mujeres, trabajando como cerveceras, no se animaban, les parecía mucho sesgo de “esto es un mundo de hombres”, el hombre es el único que está capacitado o habilitado para hablar de cerveza, y después tenías una microbióloga con un posgrado, un doctorado, que no tenía la exposición, que tenía un cervecero común y corriente. Hasta hoy en día siento que se le exige mucha más certificación y preparación, y  un background de mucho conocimiento y formación a las mujeres, mucho más que a los hombres. Está creciendo pero seguimos siendo minoría, nos costó mucho tener ese lugar de disertantes en una conferencia, invitadas como juezas. Yo no lo viví tanto personalmente, desde la compañía que me ha puesto en un muy buen lugar, con prensa y con mucha visibilización, sumado a que fui la primera en tener esa certificación tan tremenda, me sentí más como el bicho raro que la discriminada.

Muy contradictorio porque en sus orígenes las elaboradoras de cerveza fueron mujeres.  

Tuvimos un lugar brutal en la cerveza, las primeras elaboradoras, era una tarea doméstica. Y ahora hay que hacerse el lugar y que te reconozcan.

Hoy ¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo y qué es lo que menos te gusta?

Lo que más me gusta es hablar de cerveza a la gente que no sabe y que quiere aprender. Me fascina esa parte, me fascina sorprender,  que la gente diga “no puedo creer lo que estoy probando”. Como ver esa carita de sorpresa en las personas que van a una cata o a una charla: “mira lo fascinante que es este mundo y no lo sabía”. Esa reacción de esa gente es lo que me alimenta directamente. Y lo que menos me gusta...  No me gusta mucho la noche, yo ya soy madre, tengo 40 años, ya no me gusta ir al bar. Ay, qué mal que estoy quedando. (se ríe) Me gusta el festival donde probamos, donde charlamos, pero la cosa de la trasnoche ya no. 

¿Qué consejos le darías a una mujer que quiere entrar en esta industria, seguir tu carrera o una carrera similar? 

Que lo hagan, que necesitamos más voceras, más mujeres, más profesionales, más gente que se quiera formar, más gente que quiera enamorar al consumidor con la cerveza. Que

se animen, que hay un montón de aristas, que no es solamente elaborar cerveza, que puede ser investigadora, que puede ser científica, que puede ser sommelier, que puede ser jueza. Hay muchísimo, pero que se formen. 

¿Y tenés vos algún proyecto, algún sueño pendiente?

Yo tengo un sueño,  por primera vez lo voy a sacar de mi núcleo familiar, pero lo voy a proyectar al universo. Me encantaría tener mi escuela de cata. No solamente de cerveza. Quiero que la gente aprenda a degustar, cómo es degustar una cerveza, cómo es degustar un chocolate, cómo es degustar café, cómo es degustar.

 

Fotos por Nicolás Sanz